Aun noto en mí una tendencia a atribuir mi miedo al cambio a las circunstancias que me tocan vivir.
Cuando así sucede, la ansiedad crece porque las viejas conductas se reactivan.
Empiezo, entonces, a vivir dentro de esos patrones y me distancio del continuo estado de ser yo misma.
Cuando huyo hacia el miedo por el futuro, me alejo de lo que sucede en este momento y de quien Yo soy Ahora.
Todas las señales me conducen hacia este punto, que es en realidad una puerta hacia quien soy.
El ojo de la aguja se convierte en una amplia puerta de entrada en la cual estoy creativamente presente.
Entremos en el silencio y dejemos atrás todas esas ideas acerca de lo que puede ir mal.
Entremos en el silencio confiando en que todo saldrá bien.
Entremos en el silencio y tomémonos de las manos unos a otros, hasta que llegue el amanecer.
Entremos en el silencio.