Descubro la importancia de la aceptación total de las circunstancias de nuestra vida cuando queremos comenzar a ser responsables de nosotros mismos.
Y también la importancia de reconocer los sentimientos propios que afloran cuando una situación nos despierta emociones.
Podemos experimentar este amor por nosotros mismos, en nuestro corazón. Y desde allí hacerlo llegar a todo nuestro cuerpo.
Solo entonces podemos elegir libremente cómo queremos tratar con la situación y cómo podemos sacar el mayor partido de la circunstancia dada.
Quizás al final nos enteramos de que ninguna marea es demasiado alta, ningún puente demasiado lejano.
Que sintamos hoy la conexión entre nuestros corazones y que resonemos con el saber de que somos todos Uno.
Que tomemos hoy nuestro sitio único en un círculo de abrazo tierno.
Mandemos un mensaje a la tierra hoy para que sepa que la amamos y que le agradecemos por la abundancia de su naturaleza.
Bendigamos las aguas de la tierra; también los ríos profundos de nuestro cuerpo.
Agradezcamos el aire que respiramos por la fuerza de la vida que nos trae.
Que sintamos los rayos suaves e irradiantes de un nuevo amanecer.
Que podamos encontrar el equilibrio entre lo Divino femenino y masculino dentro de nosotros y en la autonomía de nuestro ser.
Que podamos sentir la bendición de ser responsables en cada paso que damos.
Que sintamos la resonancia de la ola de amor creada hoy por tantos grupos en todas partes del mundo.
Que sea así.