Fue emocionante hacer este cuadro.
El pájaro que de repente apareció frente a su cara... y cada momento había más puntos...
Quería pintar tan libre como yo podría y al final estaba correcto, como siempre.
Su nombre cambió a veces y quedó claro al final.
Por fin entiendo en un nivel más profundo que el destino de nuestras vidas no se encuentra en un punto en el futuro, sino en nuestras vidas de este momento.
Nuestra alma quiere experimentar cómo es vivir en la tierra.
Por esta razón es esencial aprender a escuchar nuestro yo interior, para sentir qué es lo que queremos hacer.
Por esta actitud de escucha es más fácil darnos cuenta de que estamos rodeados por la belleza de la creación y que estamos envueltos y penetrados por el silencio.
Entonces notamos también que somos libres de probar algo nuevo, de equivocarnos y de volver sobre nuestros pasos, y de cambiar de rumbo.
A medida que recuperamos la armonía dentro de nosotros mismos encontramos más alegría, porque nuestro ser interior está feliz de que no le dejemos atrás.
Hay todavía mucho por descubrir, pero, como dije antes, el destino no es el punto final de nuestra búsqueda sino el viaje mismo.