Según los mayas, en la cuenta de 13 lunas (de 28 días), el día fuera del tiempo día no pertenece a ninguna luna (mes), ni ninguna semana. Se ubica entre el cierre del año previo (24 de julio), y el amanecer del nuevo año (26 de julio).
Ayer celebré el día fuera del tiempo en Holanda.
Un grupo muy grande se reunió.
Me habían invitado a dar un taller sobre los puntos energéticos de JSJ en el cuerpo, y los sellos solares de los mayas.
Me gustó mucho trabajar con la gente. Tocar los cierres y conectar con la consciencia de cada sello solar.
En el Tzolkin, el sello correspondiente al día de nuestro nacimiento, describe la fuerza interna de nuestra personalidad.
Calculamos esto a base de la fecha de nacimiento. Por ejemplo para mi es “Humano amarillo".
Para otros puede ser: “Luna roja", “Tormenta azul", “Viento blanco".
Hay 20 sellos solares, entonces hay 20 tipos de fuerzas internas.
Mostré a las personas con qué cierre del cuerpo coincidía su fuerza interna. Por ejemplo: “Mago blanco", que es el decimocuarto sello solar, coincide con el cierre 14.
Muchas veces el cierre que está conectado con la fuerza interna ya había llamado la atención de la persona, porque dolía, o estaba inflado, o había alguna historia relacionada precisamente con esta parte del cuerpo.
Cuando tocaron los puntos de energía que coincidieron con su fuerza interna, las personas a veces se emocionaron por el reconocimiento.
A las personas les interesaba muchísimo.
Estoy leyendo el libro “When Things Fall Apart" (“Cuando las Cosas se deshacen") de Pema Chödron.
La autora, una monja budista, muestra un camino para comenzar a vivir más allá de la noción moralista de bueno o malo, de perfecto o imperfecto.
Un modo para tratar de posicionarnos en el AHORA y así poder encontrar la puerta hacia lo que SOMOS.
Es precisamente en esos momentos, cuando no alcanzamos a vivir de acuerdo a la imagen que nos hemos fabricado, cuando existe un abismo entre nuestra intención de vivir lo bueno y la cruda realidad de aquello que está realmente sucediendo dentro de nosotros, es decir cuando estamos al límite de nuestro ser; que realmente tenemos la posibilidad de ser generosos con nosotros mismos.
En vez de juzgar y temer podemos buscar el coraje de no actuar, la valentía de no hacer nada más que experimentar lo que está pasando AHORA.
Aquel coraje nos puede llevar más allá de los patrones antiguos, de las defensas, del juicio de nosotros mismos y de otras personas.
Exactamente allí podemos encontrar algo nuevo, algo fresco, y dar un paso pequeño para crecer.
Mi corazón disfruta de este libro.