Estoy sentada en la terraza de mi casa, siento el aire en mi piel, escucho la marea, veo los pájaros y las olas de este charco tan inmenso, las flores del jardín, las rocas tan grandes que protegen la casa y a nosotros de los vientos fuertes.
Sé que mañana saldremos. Ese es el límite de mi estancia aquí y ayuda para apreciar más cada momento.
Disfruto mucho de los libros que puedo leer aquí, y de aplicarles en mi vida de todos los días.
Ahora estoy leyendo un libro de una budista que se trata de cómo acercarnos a la muerte.
Se llama "Abrazar a la vida y a la muerte". Me gustan las maneras femeninas de explicar el budismo cuando incluyen los "fallos " de cada uno de nosotros y no los niegan. Según mis ideas eso es Amor incondicional.
Es importante mantener la integridad propia, mientras nos mantenemos abiertos para el entorno. Podemos volver a esta actitud y practicarla en cada momento.
Mis ojos, de preferencia, suelen vagar en la extensión del horizonte infinito, precisamente allí donde el océano y el cielo se tocan. No toleran que su mirada sea perturbada por engancharse a objetos fijos.
Es por eso que las ventanas en mi casa cargan con las consecuencias. Mis ojos reaccionan de manera desaprobadora a cada manchita que le quita la vista.
Ayer estaba pintando, es decir, estaba haciendo una tentativa de pintar.
La ventana que me separaba del océano estaba cubierta con una capa de arena.
Aunque el tema de mi tentativa a pintar no tenía nada que ver con el océano, mis ojos no sabían por donde mirar. Por eso me puse a lavar las ventanas primero.
Para gran satisfacción de quien está mirando.
Cada crecimiento que vivo pide una nueva forma de integridad.
Es así como la piel antigua se pone apretada y sigue picando y hace cosquillas hasta el momento en que mi nuevo punto de vista está claro. Un punto de vista que es concordante con los sentimientos más profundos dentro de mí.
Tiene que ver con el hecho de sentirme abrumada por lo que está pasando a mi alrededor.
Hasta… si, hasta el momento de ver que puedo tener y expresar una opinión propia.
Parece que las situaciones me provocan para hacer eso.
Por escuchar y sentir la voz dentro de mí corazón a menudo aprendo a vivir más en concordancia con ella.
Un poder enorme se libera.
Es una fuerza de paz.