Cuando casi terminamos la pintura es una buena costumbre tener una conversación con la imagen.
Puesto que su nombre es "Ella quien mantiene el espacio", le pregunté si se cansa de sostener el espacio.
Respondió:
"Disfruto de mi cuerpo y de la sensualidad de mi vestido mientras guardo el espacio para todos los que lo desean.
Así que lo hago de una manera juguetona, libre de cargas."
Especialmente me deseaba la frivolidad.
Después de eso, seguí a la pintura.
Hice su cara más alegre, le di más movimiento y color a su pelo.
Lo bueno de esta forma de pintar es que nos da la oportunidad de tener encuentros inesperados con partes profundas de nosotros mismos.