¿Qué escribiré?
¿De mi sentimiento de satisfacción en la Escuela de Misterio?
¿Del chamán dentro de mí que poco a poco está mostrándose?
¿De mis dones artísticos que están liberándose?
¿Escribiré de mi alegría cuando miro, escucho, siento, huelo el océano?
¿O de mi felicidad al descubrir que mis heridas y problemas no son más que una parte pequeña de la totalidad de quién soy?
Dicho más concretamente: Traen consigo la riqueza de la totalidad de quien soy, porque no sería capaz de sentir o apoyar a otra persona si no conocería mis propias limitaciones.
Escucho el océano en su rítmico movimiento eterno, el sonido de la cafetera hirviéndose…
La vida es buena.
El silencio de las plantas, de los arboles, es el silencio que yace en el fondo de mi ser.
Déjame volver hacia él.