Desde hace unos días estoy en mi casa en España. Es una casa redonda, en la cual todas las habitaciones fluyen una en la otra.
Siempre siento que tengo una conexión energética con esta casa. Me ocupo de que la energía de ella sea buena, y la casa cuida de mí. Eso llega muy lejos.
Esta vez tenía la impresión que algo la faltó.
Después recibí un email de Tom Kenyon y Judi Sion, en lo cual contaron que podemos seguir la meditación planetaria en su página web:
http://tomkenyon.com/planetary-meditation
Fui atraída hacia esto como un imán.
Sin ocuparme de la persona que estaba en mi entorno me senté detrás del ordenador y seguí la meditación durante una hora, de vez en cuando disculpándome hacia mi querido esposo que me dijo que todo estaba bien y que le gustó la música.
Así he participado en la meditación planetaria, en una hora distinta, en un lugar distinto.
Cuando hoy caminamos en la playa y miramos atrás hacia nuestra casa vemos que ella está irradiando más que nunca.
Parece como si lo antiguo hubiera desaparecido, mientras que lo nuevo aun no llega a tomar una forma tangible. Lo previsible de los ciclos de la naturaleza me permite hallar mi camino en este nuevo territorio: vuelve la belleza de los arbustos que florecen, el cantar de los pájaros…
Luego, vendrá el verano, el otoño, el invierno…
Pero los ciclos de la vida personal son más difíciles de pronosticar.
Me siento como si atravesase una tierra desconocida, sin nada a qué aferrarme puesto que las formas cambian constantemente.
Siento que la vida sigue su curso y lo percibo en mi cuerpo.
Funciona, tal como en la naturaleza, de un modo tan ingenioso que me asombra y siento gran respeto por el Creador de todo esto.

El domingo pasado, en Domingo de Ramos, Tom Kenyon y Judi Sion habían organizado una meditación planetaria.
Tom nos había informado acerca de la manera de prepararnos.
Nos dijo que la alma celeste de la tierra es una esfera de luz alrededor de la tierra a una distancia de alrededor de 100 kilómetros. Es la consciencia Cristo.
Podemos ayudar a alienar la tierra con ella, y con el centro galáctico Alcione, que es el centro de las Pleiades, el centro de la Vía Láctea.
No podía participar en la meditación, porque estaba en el coche después de haber comido en un restaurante. Mi espíritu estaba presente de todas maneras, y durante la conducción del coche pude sentir el efecto en mi séptimo chakra.
Ante ayer Tom Kenyon nos mandó un email para contarnos sus experiencias durante la meditación.
Me alegraba leer que había visto que entró una luz etérea inmensa en todos los que estaban participando. Cuando se conectaron con el alma celeste de la tierra Tom vio una energía serpentina luminosa espiralando desde el centro galáctico. Entró en el centro de la tierra.
Después, desde el centro de la tierra, una luz blanca intensa comenzó a emanar hacia fuera.
En mi opinión Tom es una persona sensata, y su relato para mí es verosímil.
El ser humano puede ser un eslabón entre cielo y tierra.
Puedo sentir en mi corazón la bendición de lo ocurrido.
Ayer visité una conferencia acerca de Aquello que no podemos nombrar.
Parecía que cada uno de los oradores abrió un postigo y que inspiraron al auditorio por su propia pasión por el tema.
Todavía no me está claro lo que me he llevado del día.
En todo caso siento un interés innovado en Aquello que vive más allá de la muerte, en el misterio de consciencia, energía y creación.
Siempre me gusta traducir tal cosa hacia mi propia vida. A mi cuerpo, mi corazón, mi centro, el ser energético que soy.
Me doy cuenta cada vez más de la importancia de tener el corazón abierto para lo Nuevo, en cada momento.
Consiste en cosas pequeñas: ver el pajarito que está ocupando el tronco en el árbol, escuchar de manera genuina a mi marido cuando quiere contarme algo, atender a otras personas, encontrar palabras para lo auténtico en mi, y compartirlo aquí.
Entonces se trata de ser abierta, tanto para lo que está fuera como lo está dentro de mí.
Entonces ¿qué es lo que es verdad para mí en este momento?
A medida que me apropio de mi fuerza interna me siento como un diamante en bruto que es pulido.
Una parte nueva que se abre a veces sale como una colada de lava. Después tengo donde cogerle y me expreso de una manera más pulida.
Noto que soy un ser ardiente, aunque me siento en paz y silencio a la vez.
Siento un dinamismo vivo.
No me sentía bien.
Mi creatividad se había retirado en una esquina oscura de mi ser.
Me sentía un poco triste.
Esta mañana pedí ayuda. Esto parece al rezar, porque la fuerza que me guía es invisible.
Mi cuestión era: “¿Qué puedo hacer?”
La respuesta generalmente llega a través de la intuición: “La vida que llevas ahora es la mejor escuela.”
No hay nada que hacer.
“¿Como puedo enseñar esto a otras personas?”
Después seguí un sentimiento para actuar. En aquel momento sentía que podía seguir buscando intenciones que van con los puntos de energía en el cuerpo.
Eran los puntos 9 y 10 que podrían ser explorados.
Qué delicioso es, literalmente, recibir respaldo.
Podemos siempre pedir ayuda, vaciar la mente, y escuchar la respuesta.
Escribiré el resultado en el “Punto luminoso” de esta página web.
Acaba de pasar el día más corto del año y tenemos más claridad.
Parada en esta línea de luz y sombra me siento tironeada por ambas.
Por un lado está la luz, la conciencia elevada que está disponible para los que buscan.
Por otro lado, simultáneamente, las cosas que desde hace mucho tiempo no admitimos se presentan con mucha intensidad.
Los lugares más oscuros están destinados a ser reconocidos y disueltos en una consciencia más grande.
Parece que la oscuridad está buscando maneras para retenerme.
Hago click en una de las ideas del libro Plenitud Total y leo:
“Idea 87: El Amor me envuelve como un abrigo protector. “
Con este pensamiento he cruzado la línea, hay más claridad.
Sigo mi camino…
No sé si otros también experimentan esto, para mí la solitud balancea mi alma.
Cuando vuelvo al silencio, la batería de mi vida se recarga.
En el lugar donde estoy ahora, de frente al océano, rodeada por lo salvaje de la naturaleza, me siento más a gusto que en cualquier otro sitio.
Aquí puedo sentir que mi esencia es apasionada, indómita, y, a la vez, tal como la naturaleza, bien ordenada, igual que las olas del mar que tocan la tierra de una manera infinitesimal viva y organizada.
El aroma, los sonidos, el panorama infinito me llevan más allá del horizonte de la sociedad.
Aquí puedo deshacerme de las influencias que me inducen a adaptarme todo el tiempo.
Aquí puedo sentir que no hay necesidad de encargarme de otros, aunque los deberes domésticos son los mismos.
¿Porqué escribo entonces? ¿Porqué deseo compartir esto?
Tiene que ver con una fascinación con la vida. Mi vida tiene más sentido si comunico estas cosas.
Hay una voz en mis adentros gritando: ¡Mira, silénciate un momento!
Acércate y celebra conmigo lo sagrado de la naturaleza.
En este momento escribir es la única manera, para mí, de expresar esto sin perturbar el silencio.
Porque, cuando termino de ser silenciosa, ya no escucho, veo, huelo, ni conozco aquello de lo que estoy hablando.
Es por eso que me gusta escribir.
Así puedo dar una voz al carácter salvaje dentro de mí sin perturbar el silencio.
Estamos en España. Llueve copiosamente y nos cubre la tempestad.
Desde el mar, la olas ruedan impetuosamente hacia la playa.
El cielo se ha tornado gris.
La hora más bonita del día nos llega con el atardecer, en ese momento en que encendemos las luces y las velas, cuando prendemos fuego en el hogar.
El sonido del piano en la música flamenca que estamos escuchando, me recuerda la fogosidad y el ardor de mi alma.
El simbolismo de lo que está pasando es más profundo de lo que estas palabras pueden reflejar.
Lo probaré sin embargo:
...Cuidemos el fuego interior, aún cuando nos rodée la tempestad y la lluvia...
Durante estos días oscuros de diciembre siento una gran necesidad de dirigir mi atención hacia mi interior. Siento que mi tesoro más grande se encuentra allí.
Parece que mi cuerpo pasa por un gran proceso de limpieza.
Por vivir tranquilamente y por ser introvertida hago espacio para que la creatividad pueda aparecer.
Es importante para mí vivir desde dentro hacia fuera en vez de vivir desde la reacción a lo que ocurre.
Deseo compartir este sentimiento.
Estoy aquí.
Anoche los monstruos de mi mente golpearon a la puerta.
Dedos mentales me agarraron, y me mantuvieron lejos de un sueño pacífico.
Bloquearon la entrada hacia el templo de mi alma donde envolturas más profundas desean abarcar todo lo que soy.
Entonces sentí una llama flaca dentro de mí. Me recordaba de estados más armónicos que conocí en otros tiempos.
Que la llama de mi corazón se quite la costumbre de vacilar en cada momento de perturbación.
Que la llama de mi corazón florezca.
Que la llama de nuestro corazón ilumine nuestra vida.
En la oscuridad no necesitamos más que la luz de una vela para alumbrarnos.
Bendiciones para todos,
Joos