Unos días atrás tomamos el vuelo de retorno a Holanda.
En mi escritorio está el libro Burning Questions, Preguntas Ardientes, de Isaac Shapiro y Annie Williams.
Estoy ocupada gran parte de mi tiempo en solucionar un problema de mi ordenador, porque el programa para escribir no funciona.
Sin embargo, hasta ahora, sigo sin obtener resultado satisfactorio.
Durante la instalación y la desinstalación de programas leo y experimento las frases que están en el libro.
Es una magnífica práctica espiritual.
La frase más bella del libro:
We can receive our experience as the Beloved
Podemos recibir nuestra experiencia como el Amado
Cada día caminamos en la playa por una hora. Damos la vuelta donde está una garita de centinela.
Hoy estaba dudando si quería salir, porque el viento era muy fuerte. Soplaba desde el Sur Este; aquí llaman a este tipo de viento Levante.
Vi unos caballos morenos, apacibles, paciendo el pasto que crece en la arena de la playa. Aquella perspectiva me invitó a ir allí también.
La ida era fácil, porque el viento me hizo volar.
Después de dar la vuelta la arena sopló en mi cara y el viento casi me empujó en el agua. Vi el sol sonriendo con dulzura, y las olas del océano estaban muy cerca.
Era como nadar contra el corriente: Uno se pregunta si avanza o no.
En la ida había visto unas rocas que podrían ser usadas para fortificar los peldaños inferiores de la escalera que baja desde la casa hacia la playa. La tormenta había soltado la arena que soportaba aquellos escalones.
En el camino de vuelta las piedras todavía estaban en el mismo lugar y las llevé.
Con una roca en cada mano me sentía más pesada y más liviana a la vez, porque las piedras me hicieron olvidar de la tempestad.
En silencio las depositaba sobre la arena al pie de la escalera. Estarán allí hasta que alguien las use para ser parte de la escalera hacia la playa.